Siguen siendo lugares indispensables en nuestra vida cotidiana. Los cajeros automáticos (ATM) son necesarios para los pagos en efectivo que, recordemos, siguen representando el 43 % de las transacciones. En este contexto, cualquier cambio que les afecte es objeto de un minucioso escrutinio por parte de los observadores del sector.

Una evolución positiva para los cajeros automáticos
En pocos días entrará en vigor una normativa europea. A partir de ahora, los cajeros automáticos deberán ofrecer instrucciones de voz y la posibilidad de conectar auriculares, personalizar el contraste o ampliar el texto.
Estas opciones están destinadas a facilitar el uso a las personas con diversas discapacidades, según destacan nuestros colegas. Se trata, por tanto, de un verdadero avance para todos los clientes afectados y de un gran progreso en materia de accesibilidad.
La mayoría de los cajeros automáticos cumplen las normas que se aplicarán en la Unión Europea. Es el caso de todos los cajeros automáticos recientes, aunque es posible que otros modelos más antiguos ya no cumplan las normas.
No obstante, los bancos afectados no tienen prisa. Y con razón, ya que estos dispositivos podrán terminar su ciclo sin cambios, pero, cuando se renueven, deberán cumplir con la nueva legislación.

Desaparecen numerosos cajeros automáticos
Se trata de cajeros automáticos de nueva generación, capaces no solo de distribuir billetes, sino también de gestionar depósitos de cheques y efectivo. Se instalarán cerca de 7000 máquinas de aquí a 2026, mientras que desaparecerán 3000 cajeros automáticos antiguos.
Esta modernización tiene como objetivo reducir los costes y mantener al mismo tiempo un servicio de proximidad. Las nuevas máquinas reconocerán el banco de cada cliente y no aplicarán comisiones adicionales fuera de la red. También se lanzará una oferta específica para las colectividades locales que permitirá a los municipios, incluso sin sucursales bancarias, ofrecer un punto de contacto financiero a sus habitantes.
