Estos pequeños aparatos que todos tenemos en casa consumen una gran cantidad de electricidad y, por lo tanto, aumentan la factura.
A menudo se busca a los grandes culpables del consumo eléctrico: la calefacción, la lavadora o el horno. Sin embargo, a veces son los objetos más discretos los que más encarecen la factura. Aquellos a los que ya no prestamos atención, porque forman parte del decorado. Según los expertos, un aparato aparentemente inofensivo se encuentra entre los principales responsables del consumo excesivo en los hogares y casi siempre está enchufado a la pared.
En la mayoría de los hogares, el reflejo es el mismo: apagamos las luces, ponemos las pantallas en modo de espera, pero olvidamos un detalle esencial. Los cargadores de teléfonos, tabletas u ordenadores portátiles permanecen enchufados constantemente. Incluso sin ningún dispositivo conectado, siguen consumiendo electricidad. Es lo que se denomina «consumo fantasma». Un cargador enchufado sin ningún dispositivo conectado consume energía de forma continua.
Estos aparatos consumen mucha más electricidad de lo que pensábamos
Por separado, el impacto parece mínimo. Pero si sumamos varios cargadores repartidos por la vivienda, día y noche, durante todo el año, la factura se dispara sin que nos demos cuenta. Es precisamente este carácter invisible lo que hace que este tipo de consumo sea tan pernicioso. El problema no acaba ahí. Una vez que el teléfono o el ordenador están completamente cargados, dejar el cargador enchufado prolonga innecesariamente este consumo.
A escala doméstica, esto puede suponer varias decenas de euros desperdiciados cada año. Una suma que se puede evitar simplemente adquiriendo el hábito de desenchufar. Por cierto, los cargadores no son los únicos afectados. Los televisores, los ordenadores fijos, las impresoras o incluso los routers de Internet también siguen consumiendo energía cuando están en modo de espera. Que el modo de espera no es sinónimo de apagado total.
