Según estos geólogos, España y Portugal están girando sobre sí mismos

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Cada año, África y Eurasia se acercan unos milímetros. Atrapada entre estas dos poderosas fuerzas, la península ibérica soporta la presión y gira como lo haría un engranaje.

Todos los bloques continentales de nuestro planeta se mueven, ya que están unidos a placas tectónicas que flotan muy lentamente sobre la astenosfera, que es la parte dúctil (maleable) del manto superior terrestre. Un movimiento que generalmente se describe como una deriva lineal: cada placa se desplaza con respecto a otra, como una gigantesca cinta transportadora. Una representación un poco simplista, pero suficiente para describir, en la mayoría de los casos, cómo se formó una gran cadena montañosa o cómo se abrió un océano.

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En algunas zonas del globo, las placas derivan de forma diferente, ya que las tensiones a las que están sometidas se distribuyen por vastas regiones y no se concentran a lo largo de una gran falla. En el Mediterráneo occidental, el acercamiento entre las placas africana y euroasiática se produce sin subducción (una placa que pasa por debajo de otra), lo que dispersa las fuerzas en la corteza terrestre. Según un estudio reciente publicado en la revista Gondwana Research, esta deformación provoca una lenta rotación de la península ibérica. En lugar de derivar hacia el norte como la placa euroasiática a escala europea, el bloque España-Portugal está sometido a fuerzas asimétricas que lo hacen girar sobre sí mismo.

España y Portugal: tectónica en sentido contrario

La convergencia de las placas africana y euroasiática es muy lenta, ya que se acercan entre 4 y 6 mm al año. En algunas partes de su frontera, interactúan «normalmente»: los movimientos tectónicos se canalizan a través de límites claramente definidos (fallas, zonas de subducción u obducción) entre las placas. Sin embargo, no es así en todas partes, como explica el geólogo Asier Madarieta: «La frontera entre las placas alrededor del océano Atlántico y Argelia es muy clara, mientras que en el sur de la península Ibérica es mucho más difusa y compleja».

Atrapada entre varias zonas activas, está sometida a fuerzas distribuidas de forma desigual: parte de la presión proviene del sur (África) y otra se transmite lateralmente (Mediterráneo occidental). Como ninguna fuerza prevalece, todo el bloque ibérico sufre un par de torsión y gira sobre sí mismo, en el sentido de las agujas del reloj. Gracias a los registros sísmicos y a los datos del GPS por satélite, este equipo ha descubierto esta deformación particular.

Una región desempeña un papel central en este movimiento: el dominio de Alborán, situado entre el sur de España y el norte de Marruecos, que se desplaza hacia el oeste, ya que se encuentra atrapado entre las dos placas. Un movimiento lateral que deforma la zona comprendida alrededor del estrecho de Gibraltar, formando un arco montañoso. Se trata del Arco de Gibraltar, que hoy en día conecta las cadenas montañosas del sur de España (la cordillera Bética) con las del norte de Marruecos (el Rif).

Como este movimiento hacia el oeste no se ejerce de manera uniforme, la región reacciona de manera diferente a las fuerzas según el lugar. En algunas zonas, especialmente donde el desplazamiento lateral es débil o inexistente, el empuje de la placa africana es franco y la corteza terrestre se comprime frente a la placa euroasiática.

En otros lugares, en cambio, parte de la energía liberada por la compresión se desvía y el suelo se desliza sin que se produzca una colisión real: las tensiones tectónicas se distribuyen por una amplia región, en lugar de concentrarse en una única línea de fractura. El choque es más directo en el suroeste del estrecho de Gibraltar. Al golpear la península en este flanco, la placa africana actúa como un pistón que obliga a España y Portugal a girar.

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«Hay muchas zonas en Iberia donde se observan deformaciones significativas o terremotos, sin saber qué estructuras tectónicas están realmente activas», subraya Madarieta. De este modo, los sismólogos podrán estudiar la región con un marco geológico mejor establecido, lo que les permitirá anticipar mejor los riesgos sísmicos, especialmente en zonas donde no hay fallas visibles en la superficie. Aunque es imposible predecir el momento exacto en que se producirá un terremoto, conocer la existencia de este movimiento de rotación horaria ayudará a identificar las estructuras geológicas de riesgo. De hecho, España y Portugal suelen sufrir terremotos de origen desconocido, provocados en parte por esta rotación.